Buenas noticias: la libertad no existe
Una introducción al determinismo filosófico y sus implicaciones.
En esta edición te quiero convencer de que la libertad no existe.
Así es, damas y caballeros: el famoso libre albedrío parece no tener asidero en la realidad.
Cuando me enteré de esta idea, quedé perplejo. En filosofía se conoce como determinismo y es casi tan vieja como la misma filosofía.
Porque al final, es de las preguntas más importantes que nos podríamos hacer: ¿somos libres de escoger lo que hacemos o no? Porque si no, mandemos todo al carajo y cerremos por fuera.
Pero paciencia. Déjame contarte primero por qué dejé de creer en la libertad de acción y elección. Y luego veamos qué significa.
Por qué no somos libres
Estaremos de acuerdo en lo siguiente: todas las cosas que pasan en este mundo tienen una causa. Es decir, no hay cosas que ocurran de la nada.
Si pateas una pelota, esta sale disparada hacia adelante de una forma precisa que es causada por la forma en que la pateaste y todos los demás factores ambientales de ese momento.
No podría haber sido de otra forma. La pelota no podría haber salido en otra dirección.
Cuando pensamos en el mundo material, la causalidad de las cosas es muy clara. Ahora bien, ¿qué pasa si miramos el mundo mental? ¿si observamos nuestras acciones y elecciones?
Cuando tomamos una decisión, como levantarnos en la mañana para ir al trabajo (la más difícil de mi día), tenemos la impresión de que las cosas podrían haber sido de otra forma.
Esa percepción, es lo que llamamos libertad.
Pero… ¿Podría haber sido de otra manera realmente? ¿No son nuestras decisiones como la dirección de la pelota: una consecuencia precisa e inevitable dada la forma en que fue pateada?
¿Qué son tus decisiones? Son impulsos electroquímicos que recorren tus neuronas dentro de ese hermoso cerebrito tuyo. Impulsos provocados por eventos externos fuera de tu control. Impulsos que forman parte del mundo material y por ende, de una cadena de causas y consecuencias inevitables.
Tus decisiones son siempre la única respuesta posible a cada estímulo. Y si es así, no hay decisión ni libertad. La libertad es más una percepción, una consciencia de decidir.
Puede que estés pensando: “puede que sí, OK, que los eventos externos influyan mucho en mis decisiones. Pero yo soy quién decide al final”. Es decir, pensarás que — en algún momento — eres capaz de interrumpir la cadena de causas y consecuencias, mirar desde afuera y elegir entre hacer una cosa y la otra.
¿Pero, de dónde saldría esa decisión? Con esto solo entramos de nuevo en el ciclo: todo es causado por algo. Incluso tus decisiones. Incluso tus decisiones sobre qué decidir.
En realidad, siempre haces lo que escoges. Solo que nunca eliges lo que escoges.
¿Qué implica esto?
Lo más interesante de asumir que está todo (o casi todo) determinado, es que como consecuencia cambian algunas interpretaciones que hacemos sobre nosotros y los demás.
En específico, hay tres cambios importantes:
Acepta a los demás. Las otras personas no te hacen daño porque quieren, si no porque no pudo ser de otra forma. En vez de frustrarte por cómo son los demás: acéptalos o enséñales a ser diferentes.
Deja de compararte. Si tu ex-compañero de colegio tiene mejores fotos en Instagram, no es que sea mejor que tú. Tal vez sus genes lo hicieron más trabajador, o solo tuvo mucha suerte. En cualquier caso, las cosas no podrían haber sido distintas.
No te tortures. No eres (tan) responsable por las cosas que haces o no haces. En vez de atormentante por lo que pasó o no pasó, disfruta lo que tienes. Sé más compasivo contigo mismo.
Siempre puedes escoger: que tu destino sea una condena o un un regalo del cosmos.
Aunque en verdad, no podemos escoger…
Para reflexionarss
En esta parte te dejo una pregunta para filosofar durante la semana:
Si lo más probable es que todas nuestras acciones ya están predeterminadas… ¿cómo podrías ser más compasivo contigo cuando te equivocas o las cosas no salen como quieres?
Cuéntame cómo te va con esto.
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El libro (muy corto) donde aprendí sobre el determinismo fue Free Will, de Sam Harris. Este video en Youtube es una súper buena introducción también.
Si buscas una psicóloga laboral que te ayude con reclutamiento, empleabilidad u otros proyectos: mi amiga Fer te puede ayudar. Es una crack.
Hice un artículo recopilando todos los rankings de libros que he hecho desde 2020. Si busca tu próxima lectura de no ficción, encuéntrala acá.
Palabras al cierre
En esta edición intenté hacer un poco de divulgación filosófica. Me costó. No soy experto y de ninguna forma son mis palabras finales sobre el tema: solo una introducción que ojalá te haya interesado y hecho pensar.
Me alegro mucho de la forma que está tomando este proyecto. Te doy las gracias por leer y participar.
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Hasta el próximo domingo.
– Francis
Me encanta que hayas traído este tema a relucir esta semana! Hace no mucho escribí un artículo acerca del concepto (idealizado) que tenemos de libertad.
Te invito a que visites el post (https://juliaubeda.substack.com/p/libre) pero sobre todo, a leer los comentarios. Me fascinaron las reflexiones de las personas que se lanzaron a compartir su opinión y que aplican perfectamente a lo que has escrito esta semana...Comentarios del tipo: "En mi opinión el libre albedrío no existe, está limitado por nuestra programación, cosa que solo puedo aspirar a conocer (con muchísimo trabajo personal), pero apenas si puedo modificar" o "Ser libre es poder elegir en qué jaula te quieres meter".
En mi caso personal, me despojé de "todo" buscando esa ansiada libertad, para comprobar (una vez más) que era mi mente y mis creencias las que me colapsan o expanden mis días.
"Ya no eran condiciones externas las que dictaminaban [...] estaba sólo yo. Pero entonces, empecé a encontrarme con otra realidad; la que mi mente creaba. Era mi propia mente la que, esta vez, decidía lo que "está bien” o lo que “está mal” y por lo tanto, lo que debía hacer o no cada día."
Así que en ese sentido, estoy de acuerdo contigo, a día de hoy el libre albedrío no existe, siempre tomamos decisiones basadas en nuestra nuestra propia historia emocional. Creo que la clave es saber desde qué lugar y porqué estamos tomando esas decisiones. Eso, nos hace libres.
Uf a veces me pasa que escribo comentarios demasiado largos...
Feliz domingo!!
Interesante reflexión Francisco, pero a veces creo que asociamos libertad con control. Quizás ser (un poco más) libre tiene que ver con dejar que pasen las cosas en vez de querer conducirlas. Si bien es evidente la influencia externa en nuestras vidas (pienso en la mimesis de René Girard; y la propia biología que determina lo posible), yo sí creo que decidimos. Por ejemplo, cuando mentimos. O cuando reflexionamos sobre nuestros errores y equivocaciones (lo que siempre ocurrre después del evento).
Sólo “para provocar”, Sartre solía poner el ejemplo de la “libertad del esclavo”. Una persona en esta condición puede elegir no obedecer, aunque eso signifique ser ejecutado. Si obedece es porque prefiere vivir, aunque sea como esclavo, antes que morir. Y ahí hay una elección.