Me encanta que hayas traído este tema a relucir esta semana! Hace no mucho escribí un artículo acerca del concepto (idealizado) que tenemos de libertad.
Te invito a que visites el post (https://juliaubeda.substack.com/p/libre) pero sobre todo, a leer los comentarios. Me fascinaron las reflexiones de las personas que se lanzaron a compartir su opinión y que aplican perfectamente a lo que has escrito esta semana...Comentarios del tipo: "En mi opinión el libre albedrío no existe, está limitado por nuestra programación, cosa que solo puedo aspirar a conocer (con muchísimo trabajo personal), pero apenas si puedo modificar" o "Ser libre es poder elegir en qué jaula te quieres meter".
En mi caso personal, me despojé de "todo" buscando esa ansiada libertad, para comprobar (una vez más) que era mi mente y mis creencias las que me colapsan o expanden mis días.
"Ya no eran condiciones externas las que dictaminaban [...] estaba sólo yo. Pero entonces, empecé a encontrarme con otra realidad; la que mi mente creaba. Era mi propia mente la que, esta vez, decidía lo que "está bien” o lo que “está mal” y por lo tanto, lo que debía hacer o no cada día."
Así que en ese sentido, estoy de acuerdo contigo, a día de hoy el libre albedrío no existe, siempre tomamos decisiones basadas en nuestra nuestra propia historia emocional. Creo que la clave es saber desde qué lugar y porqué estamos tomando esas decisiones. Eso, nos hace libres.
Uf a veces me pasa que escribo comentarios demasiado largos...
Interesante reflexión Francisco, pero a veces creo que asociamos libertad con control. Quizás ser (un poco más) libre tiene que ver con dejar que pasen las cosas en vez de querer conducirlas. Si bien es evidente la influencia externa en nuestras vidas (pienso en la mimesis de René Girard; y la propia biología que determina lo posible), yo sí creo que decidimos. Por ejemplo, cuando mentimos. O cuando reflexionamos sobre nuestros errores y equivocaciones (lo que siempre ocurrre después del evento).
Sólo “para provocar”, Sartre solía poner el ejemplo de la “libertad del esclavo”. Una persona en esta condición puede elegir no obedecer, aunque eso signifique ser ejecutado. Si obedece es porque prefiere vivir, aunque sea como esclavo, antes que morir. Y ahí hay una elección.
Gracias por comentar Daniel! En realidad, creo que es imposible renunciar a la percepción de libertad personal que tenemos. Es un fenómeno mental íntimo y parte de lo que significa ser humano.
Para mí, la decisión del esclavo en realidad también ya está determinada por los estímulos externos y el estado de su organismo.
Sé que has leído harto a Maturana y Varela. Es muy similar a lo que ellos llaman clausura operacional: el acto de conocer la realidad viene dado por la estructura de cada organismo , es decir cada uno conoce, percibe o experimenta la realidad de acuerdo a su propia constitución.
Para mí (y lo que el determinismo propone), el acto de decidir funciona igual. Viene determinado por un estado previo y no hay cómo "salir del sistema" para tomar una decisión libre.
Otra pregunta provocativa: ¿Es libre un títere solo por amar los hilos que lo atan?
Totalmente de acuerdo, Francisco. A veces pareciera que los argumentos son recursivos y dan vueltas. No obstante, el determinismo me recuerda un poco al “primer motor” aristotélico: siempre se puede volver a algo para explicar una cosa. Hay un libro super interesante de Francisco Varela que se llama “De cuerpo presente”, donde introduce el concepto de “enacción”. Lo recomiendo para ti y tus lectores. (También escribí algo de esto en https://pequen.substack.com/p/el-computador-en-la-cabeza)
¡Saludos, Francisco!
(PS: Y sobre el títere, invocando a Maturana, diría que los hilos son un componente estructural que lo determina como títere, y que sin ellos se desintegra como tal, por lo que da lo mismo si los ama o no.)
Me encanta que hayas traído este tema a relucir esta semana! Hace no mucho escribí un artículo acerca del concepto (idealizado) que tenemos de libertad.
Te invito a que visites el post (https://juliaubeda.substack.com/p/libre) pero sobre todo, a leer los comentarios. Me fascinaron las reflexiones de las personas que se lanzaron a compartir su opinión y que aplican perfectamente a lo que has escrito esta semana...Comentarios del tipo: "En mi opinión el libre albedrío no existe, está limitado por nuestra programación, cosa que solo puedo aspirar a conocer (con muchísimo trabajo personal), pero apenas si puedo modificar" o "Ser libre es poder elegir en qué jaula te quieres meter".
En mi caso personal, me despojé de "todo" buscando esa ansiada libertad, para comprobar (una vez más) que era mi mente y mis creencias las que me colapsan o expanden mis días.
"Ya no eran condiciones externas las que dictaminaban [...] estaba sólo yo. Pero entonces, empecé a encontrarme con otra realidad; la que mi mente creaba. Era mi propia mente la que, esta vez, decidía lo que "está bien” o lo que “está mal” y por lo tanto, lo que debía hacer o no cada día."
Así que en ese sentido, estoy de acuerdo contigo, a día de hoy el libre albedrío no existe, siempre tomamos decisiones basadas en nuestra nuestra propia historia emocional. Creo que la clave es saber desde qué lugar y porqué estamos tomando esas decisiones. Eso, nos hace libres.
Uf a veces me pasa que escribo comentarios demasiado largos...
Feliz domingo!!
Muchas gracias por tu comentario Julia.
Me gustó el artículo, lo acabo de leer (y escuchar).
Imagino lo abismante que debe ser estar en una posición como la que contaste. Con todo por delante y al mismo tiempo, nada.
Imposible no pensar en la libertad en casos como ese. Un abrazo!
Gracias por leer!! :) Lindo día!
Interesante reflexión Francisco, pero a veces creo que asociamos libertad con control. Quizás ser (un poco más) libre tiene que ver con dejar que pasen las cosas en vez de querer conducirlas. Si bien es evidente la influencia externa en nuestras vidas (pienso en la mimesis de René Girard; y la propia biología que determina lo posible), yo sí creo que decidimos. Por ejemplo, cuando mentimos. O cuando reflexionamos sobre nuestros errores y equivocaciones (lo que siempre ocurrre después del evento).
Sólo “para provocar”, Sartre solía poner el ejemplo de la “libertad del esclavo”. Una persona en esta condición puede elegir no obedecer, aunque eso signifique ser ejecutado. Si obedece es porque prefiere vivir, aunque sea como esclavo, antes que morir. Y ahí hay una elección.
Gracias por comentar Daniel! En realidad, creo que es imposible renunciar a la percepción de libertad personal que tenemos. Es un fenómeno mental íntimo y parte de lo que significa ser humano.
Para mí, la decisión del esclavo en realidad también ya está determinada por los estímulos externos y el estado de su organismo.
Sé que has leído harto a Maturana y Varela. Es muy similar a lo que ellos llaman clausura operacional: el acto de conocer la realidad viene dado por la estructura de cada organismo , es decir cada uno conoce, percibe o experimenta la realidad de acuerdo a su propia constitución.
Para mí (y lo que el determinismo propone), el acto de decidir funciona igual. Viene determinado por un estado previo y no hay cómo "salir del sistema" para tomar una decisión libre.
Otra pregunta provocativa: ¿Es libre un títere solo por amar los hilos que lo atan?
Totalmente de acuerdo, Francisco. A veces pareciera que los argumentos son recursivos y dan vueltas. No obstante, el determinismo me recuerda un poco al “primer motor” aristotélico: siempre se puede volver a algo para explicar una cosa. Hay un libro super interesante de Francisco Varela que se llama “De cuerpo presente”, donde introduce el concepto de “enacción”. Lo recomiendo para ti y tus lectores. (También escribí algo de esto en https://pequen.substack.com/p/el-computador-en-la-cabeza)
¡Saludos, Francisco!
(PS: Y sobre el títere, invocando a Maturana, diría que los hilos son un componente estructural que lo determina como títere, y que sin ellos se desintegra como tal, por lo que da lo mismo si los ama o no.)
Me parece un asunto fascinante... Lo podría resumir en el siguiente comentario ñoño que era inevitable...
pensar(estado_mental):
nuevo_estado_mental = entorno() + estado_mental
pensar(nuevo_estado_mental)
Una recursión infinita que comenzó con el universo