Hoy quiero partir con una breve historia:
Lucía y Nicolás son pareja hace 2 años. Últimamente, la relación se siente agotada, repetitiva. No están mal juntos, pero ya no sienten esa chispa de los primeros días.
Un día, Lucía conoce a Pedro, un nuevo compañero de trabajo. Se gustan rápidamente. Un flechazo, o crush como dicen los lolos.
Lucía termina su relación con Nicolás y comienza a salir con Pedro.
Los primeros meses, solo tienen cabeza para pensar en el otro. Quieren verse todo el tiempo, hacer cosas nuevas, explorar su intimidad. “Pedro sí es el indicado” piensa Lucía.
Después de un par de años, se van a vivir juntos y comienza a establecerse su rutina de pareja.
Una tarde, Lucía se encuentra con Nicolás, su ex. Conversan un buen rato y parece que aún tienen química. Lucía empieza a recordar lo que le encantaba de él: su humor, su ingenio, su forma de vestir.
Lucía se va a casa pensando en que quizá extraña a Nicolás. Ama a Pedro, pero echa de menos ese fulgor del principio, las mariposas en el estómago. Las ganas de verlo todo el día.
“Quizás, no estoy tan bien con Pedro” piensa, “tengo ganas de enamorarme de nuevo”.
Probablemente te ha pasado algo así.
Enamorarse es fácil y emocionante. Adictivo.
Por el otro lado, hacer que el amor dure, eso es otra historia mucho más difícil. ¿Por qué?
La culpa la tiene una molécula de la que ya hablamos hace un tiempo: la dopamina.
Dopamina y el amor pasional
La dopamina es un neurotransmisor que participa en los procesos de deseo, motivación y anticipación de una recompensa.
Esta molécula es responsable de hacernos querer cosas nuevas. De ir a buscar más de lo que ya tenemos. De que siempre quieras postre aunque ya estés más que satisfecho.
Cuando nos estamos enamorando, nuestro cerebro está inundado de dopamina. Por eso estamos todo el tiempo deseando estar con nuestro pinche, pensando cuándo será la próxima vez que lo veremos y anticipando las nuevas sorpresas que nos traerá la relación.
Esta fase del amor se conoce como amor pasional y algunas fuentes dicen que dura entre 12 y 18 meses.
Es el período en que nos volvemos tan insoportablemente cursis que todos nuestros amigos nos terminan odiando.
Un período muy bonito, pero como bien sabemos, se acaba.
Y cuando lo hace, nos pasa lo mismo que a Lucía. Pensamos en comenzar de nuevo. En dejar todo botado y subirnos nuevamente a la montaña rusa del enamoramiento.
¿Hay otra opción? Por suerte, sí.
Transitando hacia el amor compasivo
El amor dopamínico no puede durar para siempre. Eso es algo que tenemos que entender y aceptar si queremos que una relación pase a la siguiente etapa.
Pero no importa, porque nuestro cerebro tiene más herramientas que la dopamina.
Existen varios otros neurotransmisores que nos hacen disfrutar las experiencias del presente. Estos se conocen como los H&N: here & now, ya que nos ayudan a saborear el aquí y el ahora.
(Ojo: H&N, no H&M 👕)
La dopamina y los H&N actúan muchas veces como antagonistas: la presencia de uno suprime la del otro.
Gracias a esto, es posible transitar desde el amor pasional a algo llamado amor compasivo. Dejamos de anticipar y empezamos a disfrutar la experiencia de solo estar con esa persona.
Pasamos de la fantasía del enamoramiento perfecto a la realidad del día a día, con todos sus detalles.
La transición es difícil, pero es posible. Muchas parejas no lo logran, y por eso cuando se acaba la dopamina de los primeros meses, se acaba la relación también.
¿Cómo hacer una transición exitosa? Sobre eso podemos entrar en detalle en alguna edición del futuro.
Por el momento, creo que lo más importante que puedes hacer es tener consciencia de que si quieres que tu relación dure, en algún momento necesitarás hacer un cambio de mentalidad.
Tener claro que una cosa es encontrar el amor, y otra muy distinta, es hacerlo durar.
Hablemos del amor
Una pregunta para ti:
¿Crees que tiene sentido dividir el amor en estas dos fases? ¿O se puede alargar el enamoramiento para siempre?
Puedes pensar en solitario, escribir tu reflexión en los comentarios o escribirme en respuesta a este mismo correo.
Muchas gracias a quienes comentan semana a semana <3
Notas, enlaces, etc.
Hablamos de la dopamina en una edición anterior que puedes encontrar acá:
Al igual que esa edición, esta está basada en el libro The Molecule of More, que puedes encontrar en español acá.
Palabras al cierre
Espero te haya gustado esta edición día del amor y hayas tenido un feliz día de San Valentín (signifique algo para ti el día, o no, nunca está de más un día feliz).
Por acá, te puedo contar que ya se fue mi segunda semana de libertad.
Honestamente, creo esta semana ya empecé a entrar un poco (muy poco) en modo crisis existencial, a cuestionarme cosas sobre el tiempo, el propósito, la soledad y otros temas. Espero algún día tener conclusiones para poder contarte.
Por ahora mi misión es estructurar un poco más mi semana porque hasta ahora han estado muy desordenadas.
Para terminar: recuerda que si te gusta lo que hago, me ayudas mucho si lo compartes con tu mamá o tu mejor amigo, copiando el link que sale acá:
También me ayudas con un “me gusta” con el botón que está justo abajo. Muchas gracias por otorgarme un trocito de tu día una vez más.
Hasta el próximo domingo.
– Francis
Entrando a mi tercer año de relación y un año de convivencia en pareja puedo atestiguar que todo lo que mencionas pasa.
A mi siempre me gusta verlo como estar saliendo con alguien y estar en una relación con tu mejor amiga (o amigo según sea el caso). Si no hay una fundación más allá de la atracción o química sexual, esa relación no tiene futuro. Hay que compartir algunos intereses, ideales y sobre todo proyectos a futuro. Si no hay un proyecto que anhelar, es muy difícil tener la energía para superar los baches y las dificultades que surgen en cualquier relación duradera.
Reconozco igual que con solo 3 años todavía falta mucho camino por recorrer, pero si he notado una diferencia entre mi relación y las de muchos de mis amigos, que han salido con muchas más personas en ese mismo periodo de tiempo.
Ahhhh, que buen tema este.
Como comentó Lucas, más abajo y que me llamó la atención "Si no hay una fundación más allá de la atracción o química sexual, esa relación no tiene futuro." Creo que también pasa al revés y aunque la relación sea fraterna, buena, amistosa y enriquecedora, tampoco el amor vivirá sin deseo sexual.
A veces fantaseo (aunque suene terrible, jajaja) con que el amor erótico no existiera y sería tan simple y bello quedarse con la persona que es "como tu mejor amigo/a". Pero no poh, el amor también tiene otras dimensiones, con sus propias hormonas y neurotransmisores involucrados.
Hay muchas cosas que vienen con los años y mientras más leo, más me convenzo de que tienen que ver con cambios en el funcionamiento y estructuras del cerebro. Como llegar a los 30 y ver que las cosas se calmen, las reacciones ante los estímulos de antaño también y casi por arrastre, el sueño del amor duradero para algunos, que como me pasó a mí, vagamos por décadas de amor en amor hasta encontrar "el verdadero" o más bien, el que nos pilló más maduros y menos engañados por el sistema dopaminérgico y su amor romántico. Aunque lo comido y lo bailado... jajajaja
Es un temoide el amor de pareja, realmente.
Cariños,