Lo que más me preguntan las personas que no me han visto en algún tiempo es: “¿y cuándo el próximo show de stand-up?”
Sobre eso, NO hablaremos hoy, jaja.
Lo segundo que más me preguntan es: “¿cómo ha sido emprender? ¿te ha gustado emprender? ¿cómo se siente emprender?” y otras interrogantes similares.
Por si no sabías, a principios de abril terminé mi período sabático para empezar a emprender. Junto a dos socios de mi trabajo anterior, comenzamos CuidaPet una empresa de veterinarios a domicilio. (Salimos en el diario contando nuestra historia, mira la nota acá).
Aunque me parece un poco apresurado sacar conclusiones sobre esta experiencia recién llevando dos meses y medio, me he convencido de que 1) es algo que a la gente le interesa y 2) es algo sobre lo que ya he sacado algunas reflexiones, especialmente sobre lo que me ha gustado y lo que me ha parecido difícil.
Por eso, en esta edición quiero ordenar mis ideas y contarte en breve lo bueno y lo malo de ser mi propio jefe.
Cosas buenas
Libertad
Algo que me ha gustado mucho de emprender es la libertad de poder hacer más o menos lo que quiera – siempre y cuando sea por el bien de la empresa.
Cada hora, día o semana, me puedo dedicar a lo que yo creo que es lo mejor en ese momento. Obviamente, todo es conversado con mis socios, pero entre tres es bastante fácil y rápido priorizar y decidir.
Haciendo memoria, la falta de libertad siempre ha sido un tema para mí en mis trabajos anteriores. Esto he notado en dos tipos de situaciones.
Primero, cuando no estaba de acuerdo con lo que se estaba priorizando o haciendo. Aunque no tengo problemas en decir cuando algo no me parece, también tiendo a evitar el conflicto, por lo que después de expresarlo, agachaba el moño y acataba con lo que ya se había decidido.
Segundo, cuando daba ideas que según yo eran buenas y necesarias, pero para llevarlas a cabo tenía que conseguir la autorización de muchas personas. Muchas veces, con solo pensar en hacerlo ya me daba pereza, así que mis súper ideas terminaban condenadas a ser siempre eso, ideas.
Son cosas normales de trabajar empleado, lo sé. Pero la libertad y perspectiva de no tener que pasar por ninguna de esas situaciones y de poder priorizar y ejecutar a mi pinta es súper motivante.
Creatividad
Algo que me ha gustado mucho de emprender es poner mi estampa.
Tener la libertad de ponerle un sello personal a todas las cosas que toco: desde el logo, los textos de la web, detalles graciosos en un post de Instagram, etc.
Derek Sivers, uno de mis autores favoritos, dice que para ser emprendedor se necesita la misma creatividad que para ser artista.
Creo que tiene razón: al construir desde cero necesitas creatividad, estilo y por supuesto, tener algo relevante que decir. Lo mismo que necesita un artista.
Emprender ha sido una forma muy placentera de canalizar mi lado creativo.
Elegir tu equipo
Este punto es breve pero no puedo dejarlo de lado: poder elegir con quien trabajar es un verdadero lujo.
En mi experiencia, hay pocas cosas más desmotivantes en un trabajo que tener un mal jefe o compañero de trabajo.
Tengo la suerte de tener dos socios bacanes, con los que – además de pasarlo bien – me hacen dar lo mejor de mí.
Cosas no tan buenas
Trabajar para ti
“Debe ser mucho más motivante trabajar para ti”.
Este es uno de los comentarios que más he recibido. Y sí, por supuesto que tiene un sabor distinto levantarte a trabajar un lunes cuando los frutos de tu esfuerzo al final los recibirás tú mismo.
Es alentador trabajar duro por cumplir tus metas, y no las de los dueños de la empresa.
No obstante, esto tiene una contracara difícil. Porque cuando trabajas para ti, eres completamente responsable de tu s resultados. No hay espacio para excusas ni pausas.
Siendo empleado, puedes tener algunas semanas malas, incluso algunos meses malos, pero mientras no lo hagas horrible, el sueldo te va a llegar igual. Al emprender, una semana o mes malo puede hacer la diferencia entre seguir o quebrar. No hay espacio para un esfuerzo mediocre.
Esto resulta bastante estresante y además te hace pensar que todo el tiempo podrías estar haciendo algo por la empresa. Siempre se puede descansar un poquito menos para trabajar un poquito más.
Además, por la naturaleza de nuestro negocio, hay bastante actividad los fines de semana, por lo que desconectarse completamente nunca es una opción.
Aunque me he preocupado por cuidar mi salud y no dejar de lado el deporte ni otras actividades de esparcimiento (como escribir), he empezado a notar que el estrés constante está empezando a afectarme.
Por ejemplo, he empezado a tener bruxismo nuevamente, que es algo que me ha pasado en otros períodos estresantes de mi vida. También, cuando termina la semana, siento que tengo muy poca energía para salir, especialmente si esto significará dormir menos.
Igual, tengo claro que estoy partiendo y tengo que adaptarme al cambio. Además, el estrés no es algo intrínsecamente malo: al final, para desafiarse, mejorar y hacer cosas bacanes hay que pasar por momentos estresantes. Sin embargo, ha sido difícil y tengo que transparentarlo.
Dinero, costo de oportunidad y riesgo
Por supuesto, para emprender a tiempo completo se necesita tener plata. Porque los primeros meses o incluso años – a menos de que tengas un negocio espectacularmente bueno – vas a gastar más de lo que ganas.
Además, no es solo la plata que gastas la que pierdes, si no la que no ganas por no estar trabajando empleado. Lo que en economía se conoce como costo de oportunidad.
A pesar de que el dinero nunca ha sido lo más importante para mí y he tenido la suerte de poder ahorrar desde que comencé a trabajar para prepararme para un momento como este, no te voy a mentir diciendo que es una situación fácil en la cual estar. Hay que tener temple y paciencia para entender que los resultados financieros tardan en llegar.
¡Si es que llegan! Porque otra cosa que tiene el emprendimiento es el riesgo. Hay una probabilidad bastante alta de que emprender no funcione y tenga que volver a un trabajo normal. Lo cual es algo que hay que tener en consideración también.
En todo caso, personalmente, abordo este riesgo usando mi concepto personal de retrospectiva (sobre el cual te conté acá). Básicamente, pensando en mi yo de dos años en el futuro, creo que preferiré mil veces decir: “intenté emprender y fracasé” que “nunca me atreví a emprender a pesar de que era el mejor momento de mi vida para hacerlo”.
Aunque emprender pueda ser una inversión no rentable financieramente, estoy seguro de que sí lo será en aprendizajes y experiencias.
¿Preguntas para mí?
Eso es lo que se me vino a la cabeza por el momento.
Quizá hay más cosas que te interese saber y de las cuales no hablé. Si es así, responde este correo para contarme. O mejor, deja un comentario, usando este botón:
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Hoy no hay muchas palabras al cierre porque terminé tarde de escribir y tengo sueño.
Hasta el próximo domingo.
– Francis
Gracias por compartir tu experiencia, Francisco.
Muy buena columna Francis. Desde marzo estoy en el mismo barco, emprendiendo después de un período sabático. Acabo de leer dos libros que me aclararon muchas preguntas, quizás te podrían servir. Uno es Traction, que habla del EOS (Entrepreneur Operating System), una metodología para manejar tu negocio. El otro es el E-Myth Revisited, una ideología de cómo armar un negocio (spoiler: como si fuera una franquicia).
Gracias por el contenido, trataremos de seguir explorando la creatividad con el emprendimiento por acá también.