Hoy te quiero enseñar una palabra: cientificismo.
“El cientificismo es una creencia excesiva en la ciencia como la única forma de obtener conocimiento válido sobre el mundo”.
No es una palabra buena – en el sentido de que no es un halago. Es más bien lo contrario.
Es un adjetivo que le puedes decir a tu amigo que leyó un estudio sobre algo y cree que es la verdad absoluta.
O a tu otra amiga que cree que la filosofía no sirve mucho (o que no sirve de nada) y que lo único que importa es el conocimiento científico.
En estos casos, nos enfrentamos a posturas cientificistas. Se pone la ciencia en un pedestal, como la única forma de conocer la verdad sobre el mundo. Y si no es conocimiento científico, entonces no es verdad.
Aunque habría que ser muy payaso para autodenominarse cientificista, esta forma de ver el mundo es muy prevalente en algunas personas u opiniones.
De hecho, yo también alguna vez pensé que la ciencia era La Verdad. Pero estudiando filosofía – como me pasó con tantas otras cosas – me di cuenta de que estaba equivocado.
¿Cómo?
¿La ciencia no es igual a la verdad?
La ciencia es un proceso sistemático de adquisición de conocimiento mediante la observación, experimentación y razonamiento.
Una parte indispensable de la ciencia es el escepticismo: dudar del conocimiento, incluso de aquello que ya está establecido. En el mundo ideal, un científico siempre asumirá que hay una probabilidad de que el conocimiento actual sea incompleto o erróneo, por lo que nunca dirá que un hecho científico es La Verdad.
Con mayúsculas, porque hablamos de una verdad absoluta.
Las personas cientificistas, inadvertidamente toman una postura anti-científica al asumir que hay una verdad de la cual no se puede dudar. El problema no lo tiene la ciencia en sí, si no el protagonismo excesivo que algunas personas le otorgan.
Y lo peor de todo, es que hacerlo muchas veces va en detrimento de otras disciplinas que también son útiles y necesarias para entender el mundo. Por ejemplo: la filosofía.
Un caso muy ilustre es en el debate sobre el aborto. En este caso, la ciencia ya nos dio los “datos duros” que necesitamos saber: hay un consenso científico sobre cuándo se desarrollan los terminales nerviosos, y por ende de cuándo el feto podría sentir dolor.
No obstante, la ciencia no tiene ninguna de las respuestas a las preguntas que realmente importan en este debate: ¿es la capacidad de sentir dolor el comienzo de la vida? ¿hay que defender todas las vidas, en cualquier etapa, a toda costa? ¿cuándo tenemos derecho a acabar con una vida?
Entre otras muchas otras preguntas que pueden venir al caso. (¿Podríamos hablar de la ética del aborto en otra edición?).
La ciencia es una herramienta muy poderosa para comprender el mundo que nos rodea, sí. Pero este caso nos deja claro que no es la única, y tampoco tiene la respuesta a todas las preguntas.
El cientificismo se autodestruye
Curiosamente, el cientificismo como sistema lógico se contradice a sí mismo.
Esto porque supone que solo el conocimiento científico es verdadero. El problema, es que esta suposición no se puede demostrar usando el método científico, porque es una postura filosófica (o más específicamente, epistemológica).
Entonces, según sus propias reglas, el cientificismo no se puede probar.
Con todo esto, no te quiero decir que no debas o que no podemos confiar en la ciencia. Mucho menos quiero fomentar posturas absurdamente anti-científicas como no vacunarse o el terraplanismo.
Como dije antes, la ciencia es una herramienta espectacular y sin duda ha sido responsable de gran parte del progreso material de la humanidad.
Lo que sí te quiero decir, es que no es la única herramienta que tenemos para pensar y buscar la verdad. Y que para muchos temas – muchos de ellos relacionados con ética o problemas sociales – usarla demasiado termina haciendo más daño que ayuda.
La próxima vez que te encuentres con ese amigo que cree que está irrefutablemente en lo correcto porque hay “un estudio” que apoya su opinión, le puedes decir: “no seas cientificista, La Verdad no se prueba con un estudio”.
Para filosofar
Una pregunta para ti:
¿Cuál es tu postura con respecto al conocimiento científico? ¿Es la única verdad que existe? ¿O hay espacio para otro tipo de conocimiento?
Cuéntame qué piensas:
Palabras al cierre
Quizá no lo parece, pero esta edición es la continuación de la anterior. Ambas se enmarcan en uno de mis temas favoritos en la vida: la filosofía de la ciencia, que es el estudio crítico de los principios, métodos y presupuestos de la ciencia.
Si te la perdiste, se trató de la crisis de la replicación, un fenómeno que causa que mucha de la ciencia que conocemos sea víctima de falsos resultados:
Para variar, es un tema que se podía haber alargado mucho más, pero esta vez preferí dejarlo cortito. Cuéntame qué te pareció.
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Hasta el próximo domingo,
– Francis
Francis, como siempre muy acertados tus pensamientos! Yo pienso mucho en esto cotidianamente con el tema de la comida. Sí, CIENTÍFICAMENTE sabemos que el azúcar puede hacer daño, por ejemplo, pero ¿y el placer que nos da el hacerlo? y así con muchas cosas más... así que estoy completamente convencida que la ciencia no es la verdad absoluta.
◡̈
francis te presentas como una persona muy inteligente, y te dije que eres menos inteligente de lo que crees ser, hoy te diré que puedes llegar a ser mas inteligente de lo que eres, nuestra única verdad es la del haber, aquello que decidamos ser, esa es nuestra única verdad. lo real siempre será una construcción de nuestra mente.