El 5 de noviembre del año pasado envié la primera edición de este boletín.
Hace años que ya escribía en internet, pero me sentía estancado y necesitaba probar un nuevo formato.
Sin mucho más que ganas, abrí este Substack y traté de cambiar cómo había estado enfrentando la escritura en el último tiempo. Mi idea era:
Publicar todas las semanas, en vez de hacerlo solo cuando me sintiera listo.
Escribir más como hablo, en vez de usar una voz neutra y extraña a mí.
Atreverme a explorar ideas de forma más superficial, sin tener que leer mil fuentes para poder dar mi opinión.
Ha pasado un año completo desde esto, un año del cual me siento orgullosísimo.
En este año, he publicado 50 ediciones, explorando un poco de todo: reflexiones personales, ideas de psicología y filosofía que me cautivan, críticas a nociones convencionales que me rompen las bolas, alguna que otra reseña de libro, entre otras cosas. Sin duda, superé mis propias expectativas de cuánto jugo puedo exprimir de mi cerebro si me lo propongo.
No solo ha sido un proyecto en solitario. Este año se sumaron cientos de lectores a la lista. Y muchos de ustedes se han tomado el tiempo de comentar, apreciar o vapulear mis ideas – en persona o virtualmente. No deja de parecerme una maravilla que aún haya personas capaces de romper las cadenas del contenido algorítmico (que a mí me someten cada vez más) para leer y comentar sobre lo que leen.
Para todos ustedes: mi sincera gratitud y aprecio.
Desde 2019, que escribir en internet ocupa espacio en mi cabeza. Aunque no siempre haya logrado materializarlo como me gustaría, ahí ha estado todo este tiempo.
En retrospectiva, creo que hubo dos cosas que me empujaron a escribir.
La primera, es que necesitaba un vehículo para volcar todas las ideas que leía. En esos años leía un montón, pensé que escribir sería una buena forma de intentar aplicar esas ideas en mi vida: ordenándolas y compartiéndolas. Sin duda así fue.
La segunda, es que muchas de las personas que admiro, escriben. Curiosamente, estas personas no siempre eran escritoras. Algunos eran emprendedoras-escritoras, otros programadores-escritores, etc. Quise empezar a escribir para sentirme un poco como ellos.
Y aunque me costó muchísimo creerme el cuento, hoy creo que cumplí esos objetivos: me siento una persona que escribe, y me da (casi) nada de cringe decir: escribo en internet hace años.
Ha sido todo un viaje personal, montado en un vehículo conformado por mi teclado, mi mente y el botón de publicar.
Como te conté en alguna edición – no recuerdo cuál – mi “tema” de este 2024 es: encontrar mi voz. Esto era una forma poética de decir: quiero probar cosas creativas para ir descubriendo cómo me gusta expresarme. Y una de esas cosas creativas era seguir escribiendo en este Substack, con los cambios que me había propuesto.
Se va acabando el año y para mí ya es momento de ir evaluando, cerrando ciclos y pensar en el tema y el año que viene. Y aunque mi evaluación de esta aventura es mega positiva – y quizá por eso mismo – sé que es momento de una pausa.
Por fin, creo que me siento satisfecho con mi yo escritor. Por un tiempo indefinido, dejaré de obligarme a escribir. Seguiré escribiendo por acá si es que tengo algo que no pueda evitar contarte, pero por ahora dejaré de tomármelo como una responsabilidad, como una meta que alcanzar.
También lo hago porque espero que esto me dé tiempo para enfocarme en otras cosas. Y si lo echo mucho de menos, probablemente volveré.
Así que por ahora, la despedida sigue siendo un “nos leemos (quizá no tan) pronto”. Muchas gracias, como siempre, por leer hasta acá.
– Francis
Sos un Krá Francis! un verdadero placer conocerte en la escritura, por cierto muy entretenida, cautivadora y sobre todo, motivadora!, de alguna manera estas siempre invitando a escribir, a atreverse a expresar, a compartir, en fin, todo positivo. Ojalá que sigas compartiendo tus reflexiones, desafíos y sueños con los demás.
Mucho éxito en los nuevos proyectos!!