Imagina que pudiéramos tomar un embrión fecundado in-vitro, editar sus genes para darle alguna característica especial y luego implantarlo en el útero materno.
Este tipo de edición genética, que en la teoría se conoce como de línea germinal, no solo mejoraría a ese bebecito. Toda su descendencia portaría el ADN mejorado. Sería, de cierta forma, el inicio de un nuevo tipo de humanos.
Un futuro así sería complejo, interesante y algo escalofriante. Seguro abriría muchos caminos y nos plantearía varios dilemas éticos.
Lo bueno, es que tenemos tiempo para filosofar mientras llega ese futuro ¿cierto?
La verdad es que no tanto. Lo que te estoy contando ya ocurrió.
En 2018, el científico chino He Jiankui hizo justamente esto. Utilizó una técnica llamada CRISPR para introducir cambios en los embriones de dos bebés. Lo hizo para modificar un gen que les daría una resistencia innata contra el VIH, con la justificación de que el padre de las mellizas estaba contagiado con ese virus.
En este experimento, He Jiankui se saltó varios protocolos de ética, y fue en contra del consenso general de los científicos de que esta técnica no estaba lista para ser aplicada en humanos y de que tampoco era necesaria en ese caso particular.
Por hacerlo, fue condenado a tres años de cárcel, de los cuales salió libre en 2022. Sobre lo que pasó con las bebés modificadas, hay muy poca información.
Desde ese entonces, no ha habido más intentos furtivos de edición genética de línea germinal. No obstante, la técnica CRISPR ha seguido siendo utilizada en ensayos clínicos para combatir un numeroso conjunto de enfermedades.
¿Cómo funciona CRISPR? Y más importante: ¿qué puede pasar en el futuro si logramos dominar esta técnica?
De eso hablaremos hoy.
Cómo funciona CRISPR
En la década de los 80, se encontraron unas secuencias de ADN muy curiosas en las bacterias. Estas eran palindrómicas (como la frase: Anita lava la tina), cortas, y estaban separadas a intervalos regulares.
Por eso le pusieron CRISPR, que traducido significa justamente eso: Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Interespaciadas. La puedes pronunciar como crisper y también te la puedes aprender de memoria si quieres quedar como el cerebrito de tu grupo de amigos.
Unos 20 años después, se descubrió que estas secuencias CRISPR formaban parte de un sistema que usan las bacterias para defenderse de los virus. El mecanismo es muy ingenioso: las secuencias marcan entre ellas copias de ADN viral, los cuales se unen a una enzima llamada Cas9 para ir a buscar un virus con ese ADN, y cortarlo con precisión, justo en esa parte.
Algo así como un misil teledirigido, pero que te reconoce por un pedacito exacto de tu ADN. Ese es el sistema CRISPR/Cas9.
El año 2012, varios científicos llegaron a la misma conclusión en una vertiginosa carrera de investigación: podemos tomar este sistema, cambiar el ADN viral por cualquier otra secuencia que nos interese, insertarlo en otra célula para cortar justo esa secuencia y reemplazarla por otra a nuestra elección.
Todo esto, de una forma muchísimo más sencilla que todas las otras técnicas para editar ADN conocidas hasta la fecha. Este descubrimiento fue revolucionario y abre un mundo de posibilidades para el futuro de la humanidad.
De hecho, en 2020, las investigadoras Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier ganaron el Premio Nobel de Química por ser las pioneras en desarrollar esta tecnología. Un gran triunfo para las mujeres en ciencia, por cierto.
El futuro de CRISPR (y el nuestro)
Aún queda mucho camino por delante para esta tecnología. Hoy, están ocurriendo en paralelo cientos de ensayos clínicos con CRISPR para curar enfermedades de todo tipo, incluyendo cáncer y VIH, además de otras enfermedades congénitas directamente producidas por fallas en el ADN.
Justamente en diciembre de 2023, se aprobó en EEUU el primer medicamento que usa CRISPR para tratar la anemia de células falciformes, una enfermedad genética que produce una vida llena de cansancio y malestar corporal. Enfermedad que hasta hoy, no tenía ninguna cura.
Como ves, estamos viviendo los inicios de una revolución.
Por ahora, muy poca gente se opone a editar nuestros genes para curar enfermedades. Poco a poco, se irá haciendo normal y aceptado en la sociedad.
Así, lo más probable es que pasemos de editar las células que portan la enfermedad, a editar derechamente los embriones con el ADN que las produce. ¿No es lo ético acaso, ahorrarle todas las enfermedades posibles a un bebé por nacer?
Como vimos al principio, editar un embrión significa que las modificaciones se transmitirán a toda su descendencia. Así, la edición realizada pasará a ser parte del banco genético de la humanidad.
Y ya que estamos evitando enfermedades: ¿por qué no agregarle un par de ayuditas más? Visión perfecta, mayor coeficiente intelectual, o incluso hacerlo más alto que el promedio.
Es tenebrosamente claro entre sanar una enfermedad y mejorar una característica ventajosa hay solo un par de pasos. Una pendiente resbaladiza de la podría no haber retorno.
¿Qué pasará si solo los ricos pueden pagar estas mejoras? Así como hoy pueden pagar por mejor educación, mejor salud, etc. ¿Será el inicio de una nueva clase dominante, ahora marcada también por mejoras genéticas?
¿Y qué pasa con las personas que sienten que su enfermedad congénita es parte importante de su identidad y de su vida? ¿Será un mundo menos diverso? Así como en los países cuyo aborto es permitido, han ido desapareciendo las personas con Síndrome de Down.
Por ejemplo, Miles Davis, una de las figuras más importantes del Jazz, tenía justamente anemia falciforme, una enfermedad que gracias a CRISPR, probablemente no exista en 20 años más.
Cabe preguntarse: ¿Habría sido Miles Davis quien llegó a ser, sin su enfermedad?
Probablemente, estos sean de los problemas más trascendentales a los que nos enfrentemos como humanidad. Ser diseñadores de nuestros propios rasgos, nos trae un mundo de complejos dilemas.
De los cuales, ya no hay vuelta atrás. Solo nos queda reflexionar y decidir.
Para reflexionar
Te dejo una pregunta:
¿Qué opinas de la edición genética? ¿Debería ser válida solo en algunos casos? ¿O es una herramienta que debemos usar para llevar a la humanidad al siguiente nivel?
Cuéntame qué opinas, en los comentarios de este post.
Notas, enlaces, recomendaciones
Aprendí sobre CRISPR leyendo El código de la vida, una biografía de Jennifer Doudna, escrita por el mismo biógrafo de Steve Jobs, Elon Musk, Albert Einstein, entre otros.
Es un libro súper interesante, aunque un poco largo. Si te interesa una discusión breve y didáctica sobre el tema, este video del canal "En pocas palabras” es una gran introducción – aunque está un poco desactualizado.
Palabras al cierre
La edición genética y el debate ético que supone es un tema que me fascina.
Mientras escribía, me quedé sin tiempo y con muchísimas cosas en el tintero así que probablemente volvamos a este tema en el futuro. Cuéntame si te gustaría.
Hoy tenía que anunciar el ganador del sorteo, pero tuve un problema con Substack, que se demora en actualizar el conteo de referidos :(. Tengo que esperar un par de días para que todos los que invitaron el último día, puedan participar. Lo anunciaré en la próxima edición, sin falta.
Si te gusta lo que escribo, me ayudas mucho si lo compartes con un amigo.
También me apoyas si das “me gusta”, con el botón al final de este correo.
Muchas gracias por obsequiarme tu atención y tiempo con estos minutos de lectura. Para mí es un placer.
Hasta el próximo domingo.
– Francis
Muy interesante! Si se aplica me hace pensar en qué pasará en el deporte. ¿Seguirán teniendo sentido las Olimpíadas si podemos generar individuos a la medida para cada deporte?