Como lector, tengo una opinión impopular: creo que leer está un poco sobrevalorado.
¡¿Qué?!
A ver, a ver, no me malinterpretes.
No quiero decir que leer no tenga valor. Leer ha sido uno de los hábitos más valiosos en mi vida adulta y se lo recomiendo a todos quienes quieran aprender más, distraerse en paz, volverse más inteligentes o mejorar su capacidad de concentración.
Pero incluso así, siento que es una actividad que está sobrevalorada. Creo que que nuestra sociedad idealiza la lectura, y la pone en un pedestal que no siempre se merece.
De hecho, tengo la percepción de que mucha gente que no lee tiene una sensación de deuda, como de que “debería leer” o “leo muy poco”.
Hoy quiero contarte por qué creo que esta percepción es errónea, y por qué aunque leer sea algo bacán, también es una actividad a la cual debemos aproximarnos críticamente. Vamos a ello.
Leer libros de desarrollo personal o profesional
Primero quiero hablar de todos los libros de autoayuda, management, liderazgo, infotaiment, etc. Todos esos que no apuntan a ser arte, si no a hacerte aprender algo, mejorar como persona o como profesional.
Leer muchos de estos libros es una forma socialmente aceptada de sentirse bacán sin realmente hacer algo bacán. Enumerar cuántos libros lees al mes o al año, es lo que los gringos llaman una vanity metric: se siente bien medirlo, pero no refleja nada de fondo.
Te lo digo por experiencia: he leído montones de estos. Y sé lo fácil que es volverse adicto a leer un libro de management tras otro, sin aplicar nada de lo que leíste. Es posible leer 50 libros de liderazgo al año y seguir siendo un pésimo líder (o incluso empeorar).
Cuando leemos este tipo de libros, la premisa es que al hacerlo, cambiaremos. Pero la verdad es que la mayoría de las personas no cambiamos en nada después de un libro. Pasamos al siguiente, sin aplicar.
Y por el otro lado, hay otras cosas que podrían cambiarte mucho más que un libro: una buena conversación, una sesión de feedback, una experiencia práctica, sentarte a reflexionar sobre lo que haces, etc.
A lo que voy: leer libros de no ficción es un medio para cambiar, no un fin en sí. Si lees y no cambias, no sirvió de nada. Creo que mucha gente opina (tácitamente) lo contrario, por eso, en mi opinión, leer está sobrevalorado.
Leer ficción como pasatiempo
Ahora hablemos de libros de ficción: desde novelas clásicas y “cultas” tipo Moby Dick, hasta fantasías románticas juveniles, tipo Crepúsculo. Es difícil generalizar habiendo tanta diversidad de libros, pero creo que mi argumento aplica igual para todos.
Socialmente, valoramos la lectura por sobre los otros pasatiempos. De alguna forma, leer es más cool que ver una serie en Netflix, o que tocar guitarra, o que salir a caminar. (Quizá me equivoco y esto es un sesgo de lector, no sé, dime tú).
¿Por qué? No lo sé. Pero si el lunes tu colega te pregunta qué hiciste el fin de semana, y tu respuesta es “vi Netflix“ y luego él te dice “estuve leyendo una novela”, lo más probable es que te sientas un poco mal, no lo niegues.
Lo que me llama la atención es que tu colega podría haber estado leyendo las Cincuenta sombras de Grey, y tú viendo un documental sobre mecánica cuántica. Aún así, mirar letras impresas pareciera ser siempre intelectualmente superior a mirar una pantalla.
Bueno, mi opinión es que esta superioridad está infundada.
Ya lo dije, no quiero decir que leer ficción no sea bueno. Para mí, es excepcional y podría echarme una edición entera hablando de sus beneficios. Lo que quiero decir, es que no estoy de acuerdo con esta idea de que leer sea superior al resto de los pasatiempos.
Tiene sus beneficios. Pero otros pasatiempos también los tienen. Y sería casi imposible justificar que leer es intrínsecamente superior que hacer deporte, ver documentales o aprender un instrumento.
Por eso, creo que también está sobrevalorado.
Para terminar
Mi intención con esta columna no es disuadirte de leer. Es más, creo que probablemente sería un mejor mundo si todos leyeran un poco más.
Pero sí creo que no hay que idealizar ninguna actividad. Además me encanta llevar la contra cuando creo que idealizamos algo. Ya me conoces.
De vez en cuando es bueno mirar desde afuera y cuestionarnos porqué hacemos las cosas. ¿Las hacemos como medio para algún fin, o simplemente porque socialmente son admiradas? Esto deberíamos aplicarlo a la lectura también.
Si te gusta leer, bacán, sigue haciéndolo. Pero no te sientas mejor persona por hacerlo.
Si no te gusta leer, deja de sentirse culpable. Hay otros medios para conseguir los mismos fines.
Y si te interesa leer aunque hoy no lo hagas: pruébalo. Puede cambiar tu vida. O puede que no pase nada.
Fin.
Preguntas y disculpas públicas
Desde hace varias ediciones que no he podido darme el tiempo de responder tus comentarios o saludos. Quiero pedirte disculpas, lo haré pronto y me pondré al día.
Y muchas gracias a quienes comentan sus reflexiones o impresiones de lo que escribo. Hacen que todo esto tenga sentido <3
En esta edición quise escupir un tema polémico que masticaba hace rato. Hay una parte de mi que le encanta argumentar sobre cosas sobrevaloradas. De hecho, podría hacer otro Substack semanal dedicado solo a las cosas que creo que están sobrevaloradas. Pero tampoco quiero ser un polemista ni hater.
En fin. Cuéntame qué opinas tú:
¿Crees que leer libros de liderazgo te hace mejor aunque no apliques nada?
¿Crees que leer es siempre mejor que ver Netflix?
Te leo en los comentarios.
Muchas gracias por leer hasta acá. Como siempre, si te gustó, siempre se agradece un me gusta con el botón de más abajo. Todos necesitamos nuestras vanity metrics.
Hasta el próximo domingo.
– Francis, un lector hater de la lectura
Creo que hay muchos matices cuando se trata de por qué alguien lee muchos libros o ve numerosos shows en Netflix. Coincido contigo en que no es solo una cuestión de superioridad moral, aunque este sentimiento también puede surgir en otros contextos, no solo en la lectura.
En mi opinión, aprender de algo—ya sea un libro, un podcast, un audiolibro o un programa de Netflix—es una experiencia personal que varía en tiempo y forma para cada uno. También creo que leer por el simple placer de leer, sin la necesidad de alcanzar una meta o aprender algo específico, es completamente válido. A menudo se cae en el estereotipo de que alguien debería haber aprendido algo simplemente por haber leído un libro de psicología o una novela sobre la Segunda Guerra Mundial.
Personalmente, mi objetivo al leer se enfoca más en equilibrar lo que Netflix y las redes sociales me ofrecen de forma explícita: la imaginación. Cuando leo, debo imaginarme ese lugar en Francia en 1942, visualizar una situación incómoda o pensar en una conversación con mi jefe si quiero avanzar en mi carrera. Me obliga a reflexionar de manera no instantánea y pausada sobre argumentos como por qué existe el racismo.
Además, leo para conectar con otras ideas, conversaciones y libros. Es decir, para construir modelos mentales, como se ha puesto de moda en los últimos años.
Para mí, el aprendizaje no es una métrica relevante al leer (a menos que esté relacionado con el trabajo o con un compromiso específico). Si puedo aplicar algo después de leer, lo considero un valor agregado, pero no es lo que me motiva a leer en primer lugar.
¡Gracias traer el tema a colación!
Estoy muy de acuerdo. Sobre todo cuando leer se vuelve un “debería” más que un disfrute. Hay tantas formas de aprender, que mucho mejor hacer la que disfrutemos.